26 jun 2008

Microcentro y el ciego

    Fui al microcentro. Un no vidente en una esquina me pidió que lo ayudara a bajar el cordón y cruzar la calle. A cambio de esto, me ayudó a cruzar la vereda, que según él, tenía cien metros iguales.
    Son ciegos no por serlo, sino por tener sus gafas espejadas del lado de adentro y entonces su vista es interrumpida por su cuerpo. Así queda evidenciada la mochila inútil de carne que los lleva a cuestas. Para los que no llevan gafas es aún peor, ya que les anexan unos lentes celestes claritos, a través de los cuales el aire se ve de un color blanco bien oscuro.
    Más allá de no ver formas ni colores, estos tipos son necesarios en la calle Florida y también en su paralela defectuosa, Lavalle. A simple vista son muy diferentes que el resto de las calles, pero con una mirada mas simple todavía (como la de los ciegos), son iguales que el resto, dotadas de dos veredas de enfrente y una del medio. Para atravesar la del medio uno sigue al ciego, casi siempre guiado por un perro, que si es doméstico nos sigue a nosotros.

No hay comentarios: